| Nos estamos enfrentando al reconocimiento global de los efectos devastantes
de la falta de ética pública. La mayoría de los países
en el mundo están conscientes del enorme costo económico, social
y político de la falta de ética en la administración pública.
La tarea de incidir en la ética en el servicio público
no es sencilla. El poseer y seguir códigos de ética es una estrategia
que beneficia este tipo de acciones. Los sistemas de definición de principios
de ética establecen estándares mínimos de conducta y a su
vez fijan metas a las que deben aspirar todos los empleados. Sin embargo, el cambio
real no solo está en la guía que pueda dar un código, sino
el conocimiento, credibilidad y compromiso de los servidores públicos con
estos valores.
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