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H. Reflexión crítica de los mensajes audiovisuales: una opción para educar en valores.

Si tuviéramos que responder a la pregunta ¿quién es nuestro competidor en la labor educativa?, seguramente responderíamos sin duda alguna: ¡la televisión!

Durante años, la más importante institución socializadora transmisora de valores ha sido la familia, y la escuela le ha seguido en orden de importancia. Sin embargo , en los últimos años, el protagonismo en la formación de las nuevas generaciones ha sido compartido, por los mass media entre los que destaca, por supuesto, la televisión.

La televisión es entre todos los medios, el más activo en la creación de imágenes y en reducir al espectador a un relativo estado de pasividad; la situación sentada del espectador y, además, en una habitación en penumbra ayuda a conseguir esa pasividad. (Ventura, 1992, p 137)

A pesar de reconocer la poderosa influencia de los mass media en la formación de opiniones, antivalores, y en el fomento del consumismo, sería deshonesto culparlos exclusivamente por las costumbres, actitudes y creencias que conforman nuestra vida.

Ni la familia ni la escuela deben dar la espalda a los medios de comunicación considerándolos nefastos para la educación de los jóvenes, al contrario, es vital reconocer el gran poder que tienen y utlizarlos en el desarrollo armónico de la persona.

Algunas alternativas para contrarrestar la influencia negativa que pudieran ejercer los medios de comunicación, consisten en: diseñar actividades orientadas al desarrollo de actitudes críticas, de reflexión, que permitan mantener al espectador libre del influjo tan poderoso que pueden ejercer los medios cuando no se está consciente de ello.

Temas para realizar prácticas críticas sobre los contenidos de anuncios televisivos.

1. Anuncios sobre detergentes, artículos de limpieza y sanitarios (Análisis de los cuartos de baño y cocinas en las que se desarrollan las acciones)

  • Calculemos sus medidas en metros cuadrados.
  • Comparémoslos con las medidas de los servicios de nuestras viviendas.
  • Establezcamos la relación entre los metros totales de nuestras viviendas y los destinados a cocina y servicios.
  • Siguiendo esta relación, calculemos el de las casas cuyos servicios aparecen en los anuncios de televisión.
  • Por el precio del metro cuadrado en nuestro barrio, calculemos el precio de la vivienda que nos presenta el anuncio.
  • ¿Corresponde esa vivienda al tipo de personaje que aparece en el anuncio?.
  • ¿ Qué pretenden los publicitarios al presentarnos un tipo de vivienda tan lujosa para productos tan comunes? .

2. Prácticas de limpieza y lavado con los mismos procedimientos que muestran los anuncios

  • Introduzcamos dos trozos de la misma tela manchada en sendos recipientes. Uno de ellos conteniendo el detergente anunciado y el otro con un producto similar. Comprobemos el tiempo que tarda en salir la suciedad (suponiendo que desaparezca).
  • Debatamos la confusión que se crea con ese paso indeterminado de tiempo que apenas aprecia el espectador.
  • Utilicemos la tapa del detergente para lavar la vajilla completa, tal como lo recomienda un anuncio aparecido insistentemente en televisión. Comprobaremos si efectivamente es posible limpiar tantos platos con una porción tan reducida. Intentemos consultar con algún técnico, sobre si la limpieza realizada de acuerdo a ese procedimiento reúne las suficientes garantías higiénicas
(Ventura, 1992 p. 143)

Por otra parte el uso de películas seleccionadas, documentales, programas, series televisivas pueden llegar a constituir una fuente valiosísima para la discusión, análisis, reflexión... de valores de todo tipo.