La práctica docente

Los educadores han tratado siempre de definir la educación como una respuesta a las necesidades del individuo.

Bruffee (1993, en Almaguer, 1998, p. 50) propone que "los maestros deben estar conscientes que no todos los estudiantes aprenderán igual con un mismo método instruccional".

Por esta razón a lo largo de este capítulo se han analizado diferentes estilos de aprendizaje.

Almaguer (op. cit., p. 64) establece que "la conciencia de que no existe un alumno promedio y de que cada estudiante percibe al mundo y procesa la información que recibe de éste de una manera única, dependiendo de sus características biológicas y de su propia historia personal, es un elemento crucial para el mejoramiento del quehacer docente y de la investigación educativa. Este conocimiento permite al maestro contrarrestar el efecto de la educación pensada en el alumno promedio, a través de prácticas de individualización de procesos y estrategias para propiciar en el alumno la construcción de su conocimiento de acuerdo a su muy particular forma de percibirlo y codificarlo."

En los siguientes capítulos encontrará diversas prácticas y estrategias que permiten, hasta donde es posible, la individualización de la enseñanza.

Rogers (1975, en Alonso, et al., 1997, p. 33) destaca una serie de acciones que pueden servir como punto de partida para promover un aprendizaje que incluya a todos y cada uno de los alumnos.

Como respuesta a la necesidad de atender a grupos heterogéneos, existen algunos enfoques que promueven la atención personal dentro del grupo.

A continuación se analizarán dos:
Aprendizaje centrado en el alumno

Instrucción diferenciada

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