Con relación a la disposición del docente a enseñar actitudes, Mauri (1997) destaca los siguientes aspectos:

El grupo escolar debe tener claramente establecidos los criterios de valor por los que se rigen y compartir las normas que los regulan.
El alumno debe estar dispuesto a comportarse de una determinada manera y acatar las normas si siente que existe consenso al respecto entre los miembros del grupo y fundamentalmente entre aquellos a quienes aprecia, atribuye valor o autoridad.
El profesor debe facilitar el conocimiento y el análisis de las normas existentes en la escuela y en el grupo para que los alumnos puedan comprenderlas y respetarlas, así mismo, deberán quedar claramente establecidas las formas de participación, para que los alumnos contribuyan a mejorar las normas, a cambiarlas por otras o a anularlas si se requiere.
El profesor debe ayudar a los alumnos a que relacionen significativamente las normas con determinadas actitudes que se pretende desarrollen, en situaciones concretas (en el laboratorio, en el trabajo grupal, en el recreo, en la salida).
El profesor debe propiciar la participación entre alumnos y alumnas, para debatir opiniones e ideas sobre los diferentes aspectos que atañen a su actividad en el centro escolar (la relevancia o no de aprender cierto contenido, los objetivos, las costumbres, el uso de espacios comunes, las evaluaciones, etc.)
El profesor debe contar con una determinada organización de las actividades de aprendizaje de contenidos, que permitan facilitar el aprendizaje de ciertas actitudes positivas, tales como: la cooperación, la solidaridad, la equidad, la fraternidad.
Las actitudes que se busca fomentar deberán estar planificadas expresamente (informar sobre sus características, ejemplificar, debatir, atribuirles significado identificándolas en situaciones cotidianas y reales para los alumnos), para evitar que los alumnos aprendan otras menos significativas.
El profesor debe procurar modelar las actitudes que se pretende que los alumnos y alumnas aprendan en la escuela, así como también, facilitar el apoyo y el tiempo necesarios para que éstos puedan ensayar, imitar y poner en práctica. El profesor debe estar preparado para apoyar al alumnado en aquellos momentos en que el grupo se siente inseguro o manifiesta resistencia al cambio.

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