Al iniciarse el nuevo milenio, las Naciones Unidas señalaron ocho objetivos que deberían llevarse a cabo hasta el 2015, todos ellos encaminados hacia la erradicación de la pobreza, la sostenibilidad del medio ambiente y la cooperación para el desarrollo sostenible, y otorgó a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura - UNESCO, el mandato de gestionar la década de la Educación para el Desarrollo Sostenible. Así, la educación del siglo XXI tiene que asumir dos retos:
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Reto ecológico, con la formación y capacitación hacia la relación armónica con la naturaleza. |
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Reto social, que llama a transformar las estructuras de la gestión y redistribución de los recursos de la Tierra en aras de la equidad. |
En este contexto, las instituciones educativas y sus actores tienen la misión de desarrollar capacidades en torno a buenas prácticas de gestión de los recursos, pero enmarcados en un enfoque ambiental, es decir, una gestión integral sostenible pero con identidad cultural. Es así, que los organismos públicos y privados están llamados a brindar a los docentes la información técnica y tecnológica en gestión ambiental a fin de que eduquen adecuadamente sobre responsabilidad ecológica, es decir que nos preocupemos por nosotros mismos, por los demás y por el medio ambiente, desarrollando acciones concretas.
