El aprender
a escuchar y el enseñar a escuchar
es un gran compromiso del profesor, el primero porque lo ayudará
a ser más efectivo al responder
a los diferentes estímulos (tanto verbales como no
verbales) dentro y fuera del salón de clases, y el segundo
para fijar la escucha activa como objetivo
dentro del currículo en el que se trabaja y que no
quede fuera de la responsabilidad del educador, lo cual mejorará
sustancialmente la capacidad humana de oír.
Es hora de diseñar
estrategias que permitan a los alumnos aprender a escuchar
activamente cumpliendo cualquiera de los objetivos de la
misma, y con ello buscar niveles más altos de desempeño
escolar.
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